Novo Mesto, y la costa eslovena en primavera.

La Semana Santa aquí es ahora, una semana después que en España.

Poco o nada que hacer, gente viajando por Eslovenia y alrededores (El viaje a los Balcanes se ha puesto de moda y todos los españoles han ido allí en diferentes grupos) y Rozna Dolina vacío. Tiendas cerradas y calles desiertas. Ljubljana parece una ciudad fantasma y a Alfonso le molesta quedarse en la habitación viendo tonterías en Internet (que hay muchas). Cualquier plan es bueno, si no lo hay, se crea. Cualquier proposición es aceptada, y tenemos una ventaja: un coche.

El sábado recibimos una invitación de una eslovena, Bernarda, para ir a visitarla a su pueblo de origen: Novo Mesto, en el sureste cercano a Croacia. Rubén y yo aceptamos y pusimos rumbo fuera de Ljubljana después de comer.

Al llegar allí no nos sorprendimos mucho de lo que vimos, es un pueblo/ciudad pequeño, con las tiendas básicas y alguna franquicia. Si, es duro aceptarlo pero hoy en día se ve si es ciudad o pueblo dependiendo de las tiendas que haya en la región.

Una vuelta por su centro clásico, es todo lo que hicimos por la tarde, descubriendo que allí se habla menos inglés, es cuanto menos, lógico.

 Iglesia de arriba, había dos y esta es la mas bonita

Vista general del pueblo, acogedor pero simple

Todo cambiaría por la mañana, cogimos el coche y nos fuimos a Otočec, que creo que es el nombre del pueblo de al lado. Con un parque/bosque muy grande, y un castillo muy bonito con cisnes.

 

Ya sabéis que me gustan esos animales y siempre les hago fotos.

Castillo al otro lado del río, está convertido a hotel peor conserva su encanto

Como sacado de un cuento! a mí por lo menos me parece bonito.

Después de ver el río, que parecía menos contaminado que los de Madrid, aunque con algún pez muerto de forma rara que hacía sospechar, empezamos la ascensión al puerto de montaña donde se entrenaba Janez Brajkovic, el ciclista esloveno que ganó la Dauphiné Libéré a Alberto Contador el año pasado y que tuve el honor de ver en el Tourmalet en Julio. 

Eso lo sé porque el primo de Bernarda es ciclista profesional y ha corrido en su mismo equipo. Decir que ese familiar, ha ganado la vuelta a Eslovenia dos veces. Me gusta este país de ciclistas!

Pues cuando el asfalto cambia de color (Citación: Perico Delgado), empezamos a subir por un camino de tierra hasta la frontera con Croacia. Es muy divertido, a un lado una iglesia croata, a otro lado una iglesia eslovena…. Sin frontera pero con un edificio del ejército esloveno observando. Como para hacer tonterías!

La iglesia de la izquierda, la reconstruida es croata, y la que está en ruinas y olvidada la eslovena...

Conquistador de Eslovenia y Croacia a la vez

Vimos un poco el paisaje desde la montaña y Bernarda nos pidió que pasáramos por su pueblo (el pequeño, no Novo Mesto) para saludar a su abuela. Aceptamos, y descubrimos la Eslovenia más profunda que hemos visto jamás. Un pueblo de 40 habitantes donde a las 6 y media ya habían terminado de cenar y nos comimos de merienda lo que sobró. Muy rico! Una carne de pollo de granja, muy bien cocinada, ya sabéis la comida de los pueblos es buena aquí y en todos los sitios.

Nos sentamos en una pradera y lo que más me llamó la atención: Ningún ruido. Nada. Parecía que se había terminado el mundo. Estábamos en el fin de la Tierra.

A Rubén le llamó la atención preguntarse si éramos los primeros españoles allí y que podíamos conquistar el pueblo. Distintas formas de valorar la Eslovenia profunda.

Rodeado de florecillas disfrutando del momento silencio

Después de pasar un buen rato allí, y saludando a las vacas y gallinas de su abuela, nos fuimos a Ljubljana, ya era domingo y volvíamos a la civilización.

Rubén con las vacas locales, que nosotros pensábamos que eran moradas como las de Milka!

Lunes, cualquier plan es aceptado, tarde de paseo con las gemelas mañas y Rubén, que subió al castillo por primera vez en su estancia Erasmus en Ljubljana! Allí había actos de la Iglesia, porque es Lunes de Pascua y aquí son bastante católicos. Concretamente creemos que era la virgen de los bomberos porque estaba lleno de ellos con uniformes de gala.

Para el martes se nos ocurrió ir a la costa, Rubén, Rocío-Clara (gemelas) Tanja, y yo. Allí, en Piran, nos reunimos una chica y un chico amigos de Tanja que nos dejaron aparcar el coche en su garaje para no pagar parking, y nos enseñaron amablemente la ciudad y la cercana Trieste, en Italia.

Yo ya había estado en Piran y Trieste, pero no con solecito y con ganas de meterme al agua (20 grados es frío para eso, pero creedme, ya tengo ganas).

De Piran nada nuevo que señalar, y de Trieste, fuimos a ver el castillo de Miramare, lo malo, es que entramos a las 18:50 y cierra a las 19:00. una vez más, Triste se queda sin la visita completa de Alfonso, tendré que volver porque todo el mundo me dice que es bonito y yo aún no le encuentro la gracia! Solo el espigón del puerto y su plaza principal…

Puerto doméstico en el castillo de Miramare

El castillo, visto desde la entrada al recinto.

Poco mas que contar, el miércoles fuimos a ver el partido del Real Madrid – Barcelona al Parlament Pub, y no paro de sorprenderme de la afición culé entre los eslovenos….pobrecitos, no tienen un equipo bueno aquí y tienen que irse con el que más se publicita internacionalmente. Bueno, ellos verán.

El caso es que de los 4 “clásicos”, 3 los he visto en 3 ciudades y países distintos. El miércoles que viene hay otro, si estuviera más emocionante la eliminatoria me iba a otra ciudad/país a verlo. (Majadahonda, Bologna, Ljubljana…¿?¿?¿?¿?¿?...)

Hoy jueves estoy buscando una tienda donde imprimir apuntes y están casi todas cerradas, al menos donde se supone que trabajan estudiantes…. Está bien que descansen, pero que luego nos llamen vagos a los españoles.... ofende.

No sé cuál será la próxima aventura, pero espero que no os la perdáis!

Hasta pronto!